Viernes en Burligton (Llegada)

27 de octubre de 2009

Este fin de semana hemos estado en Burlington en el estado de Vermont. Aunque el sitio es precioso, nada hubiera sido igual sin nuestros anfitriones: Mike, Evelyne y como no Christina.
Ellos han sido lo mejor de este fin de semana, poder disfrutar con ellos de estos cuatro días en los que nos han hecho sentir como en casa y han estado pendientes de nosotros en todo momento sin dejarnos tiempo para el aburrimiento, ha sido simplemente genial.

Gracias Shellito’s Family. Han sido unos maravillosos dias con vosotros.

Para aquellos que no lo sepan, Evelyne es mi prima, Mike su marido y Christina su hija.

Y estos son ellos.
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Aunque no es la capital, Burlington es la ciudad más grande (aunque nadie lo diria) del estado de Vermont con poco menos de 40.000 habitatantes. El área urbanizada se encuentra en las ciudades de Burlington, South Burlington y Winooski; los pueblos de Colchester, Essex y Williston y la pequeña aldea de Essex Junction y prácticamente en cuatro días hemos estado en todas ellas, gracias a una conductora de lujo: Evelyne.












Ella siempre tiene preferencia en los stops. En USA el paso de preferencia en los stops es para el que llega primero, así que segun Evelyne ella siempre llega la primera, o incluso es capaz de preguntar si el semáforo que está rojo es también para ella. Evelyne es así!!! Un encanto.

Salimos de NYC desde el pequeño aeropuerto de La Guardia, uno de los tres aeropuertos de la ciudad, llegando hasta él en autobús. Por suerte estamos cerca de la parada del M60 que nos llevó directamente a coger nuestro avión. Nos fuimos sólo con una maleta pequeña por si nos la hacían facturar y evitar pagar por dos.

Al llegar al aeropuerto, al principio nos dejaron pasar con nuestra maleta, así que pensamos que finalmente podríamos subirla al “avión” con nosotros. Nuestra sorpresa fue que al subir al “avión” teníamos a personal del aeropuerto esperando en la puerta para recoger el equipaje de mano. Así que a las mismas puertas del “avión” tuvimos que dejarlas.
Al subimos al “avión” entendimos el por qué?















Vosotros también lo entenderéis ahora no?

En los portaequipajes apenas cogían las chaquetas y tanto sus 37 plazas como sus hélices hacían presagiar un fin de semana de lo más ameno.

Esta foto está cogida desde el penúltimo asiento del avión.














La primera imagen que tuvimos de Burlington fue esta.
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Finalmente llegamos sanos y a salvo y allí estaba ya Evelyne, esperándonos para llevarnos a su casa. Se me hizo extraña la situación, yo en su casa!!!


















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Se nota que fuimos cerca de Halloween por las calabazas en la entrada, no?
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Esa misma tarde, después de recoger a Christina de sus clases de gimnasia nos llevó a dar una vuelta por la calle principal de Burlington, Church Street. El nombre no es aleatorio ya que al final de la calle (o al principio, según se mire) hay una iglesia. Esta calle no es que sea muy grande ni muy larga pero tiene el encanto de una ciudad pequeña, zona comercial, restaurantes y pequeñas tiendas y puestecitos de comida por la calle.













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Una de las cosas que me llamaron la atención fueron los listines telefónicos atados a las cabinas.


















Aunque el día empezaba a estropearse y hacía un poco de frío también nos acercamos al lago Champlain en la zona más cercana a Burligton.
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Y paseamos un poco por la zona
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A la hora de la cena, como buenos invitados nos tocó hacer buena cara a lo que nos habían preparado para cenar. A que parece apetitoso?














Nos dijeron: son como patatas fritas. Pero no nos dijeron que eran calcinadas.














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Esto es lo que era antes de ser carbonizadas















Sólo llegar nos dijo que ya había comprado unas entradas para esa misma noche para ir a Haunted Forest, el bosque encantado en Williston Vermont. Se trata de una tradición de Halloween, donde se aúnan la comunidad y el teatro en el bosque.
Después de cenar en casa, se unió con nosotros una amiga de la familia, vino la hermana de Mike para quedarse con Christina y nos fuimos para el bosque sin saber muy bien a que nos íbamos a enfrentar.
La noche era un poco lluviosa y el espectáculo era al aire libre. Después de casi una hora de cola (iban con retraso) donde probé una especie de sidra caliente, nos adentramos en el bosque. Al principio pensé que lo iba a pasar mal, ya que yo soy bastante miedosa y no sabía cómo podría acabar la noche. Entramos en un espacio todo oscuro al más puro estilo de casa del terror y luego ya todo el recorrido fue por un camino decorado con calabazas iluminadas con velas. Los árboles eran tan tupidos que apenas nos mojamos. Durante el recorrido vimos diferentes espectáculos, protagonizados por los propios habitantes del pueblo. Nos contaron que lleva más de 30 años haciéndose este espectáculo y que continuamente están pidiendo voluntarios para que participen de esta fiesta local.
Es una lástima que no dejaran filmar o hacer fotografías durante la hora larga que pasamos caminando entre los enormes árboles y las calabazas iluminadas porque no se puede explicar con palabras las sensaciones que tuvimos.
Después de la visita por el bosque acabamos la noche tomando algo en el pueblo y a casa a descansar.

2 comentarios:

Juanma dijo...

Hola Primas. Me alegro de veros a las dos juntas y encima tan guapas. Nieves, veo que no pierdes el tiempo; haces muy bien, aprovéchalo a tope!!! muchos besos para las chicas y abrazos (si quieren besos, pues también) para los chicos. Cuidaros mucho. Vuestro primo Juanma.

Neus dijo...

Hombre, tu por aquí!!! La verdad es que no perdemos el tiempo para nada. Si queréis os esperamos, estaremos por aquí hasta navidades. Os animáis?
Besitos también para todos y unos especiales para los peques.

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