Primeras impresiones

17 de febrero de 2010

Nunca me había sentido tan observada como en los pocos días que llevamos aquí, supongo que me acostumbraré.
La verdad es que no me molesta, incluso me parece anecdótico e incluso divertido resultar un tanto “exótica”, quien me lo iba a decir, a mis años…

Al entrar en algún sitio notas las primeras miradas de curiosidad, eso sí, tanto de hombres como de mujeres, lo de rubia con ojos azules puede resultar un tanto peculiar, pero al poco tiempo se pierde el interés y ya eres uno más.

A parte de esta pequeña anécdota, otra de las primeras impresiones tienen que ver con el carácter del cairota aunque en un principio se puede apreciar la rudeza de sus gestos, de su forma de hablar… en general tienen un buen sentido del humor y a parte de los “cazaclientes” en ocasiones un poco agobiantes, la gente del lugar resulta bastante amable e intentan ayudarte en cuanto te ven un poco perdido. Eso sí, intentan pedirte siempre una “baksheesh” propina a cambio de algún tipo de información, aunque sólo sea un: siga usted recto.

El tráfico que era uno de los puntos sobre el que todos nos habían comentado que era insoportable y la dificultad que tendríamos al cruzar la calle, por el momento la primera impresión es que sí, que hay mucho tráfico y que conducen con el pito (el del coche) a todas horas, haciendo que la ciudad se convierta en un pitido eterno, pero a la hora de cruzar la calle, realmente no nos ha supuesto en la mayoría de las ocasiones ningún problema. Quizá esto se deba a nuestro entrenamiento en Ho Chi Minh (Vietnam) donde el cruzar entre la jauría de motos, lo encontré más difícil que atravesar una de las calles del Cairo.

Durante estos primeros días nos hemos desplazado tanto andando como en metro y aunque en muchos sitios hemos leído que el metro del Cairo es de lo más moderno, la verdad es que no lo es tanto. Quizá en su época lo fue, pero hoy en día existen otros metros mucho más modernos y confortables.

A pesar de existir vagones exclusivamente para mujeres, los cuales también probé, el ir en los vagones mixtos he notado, lejos de las numerosas advertencias y comentarios, un cierto respeto por mi espacio. Es decir, se dice que en el metro se aprovechan para acercarse más de lo debido, por llamarlo de alguna manera, a las mujeres. Pero en realidad he notado todo lo contrario, incluso te ofrecen su sitio para que puedas ir sentado, pero tanto a mí como a Álex.

En cuanto a la comida, me esperaba comer más falafels o kebabs como platos típicos y nos hemos encontrado con que el plato típico es el “Koshary” una especie de pasta tipo galets, junto con espaguetis y alguna pasta más y todo ello condimentado con cebolla frita, lentejas y garbanzos secos y salsa de tomate. Se trata de un plato económico y que llena el estómago sin ser excesivamente pesado.

Una de las cosas que también me han sorprendido es la falta de turismo occidental por las calles del Cairo. Todos parecen estar concentrados en los grandes monumentos pero sin dejarse ver por las calles de la ciudad.

En fin estas son las primeras impresiones en El Cairo.

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