Philae

19 de febrero de 2010

Una de las primeras visitas que hicimos en Aswan fue ir al templo de Philae de noche.
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Aunque también se puede ir por libre decidimos contratar esta salida en una de las múltiples agencias que hay por la ciudad. Precisamente acabamos en la que teníamos debajo de nuestro magnífico hotel (acordaros del Hator) esperando que la excursión fuera de la misma categoría del hotel.
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Después de regatear lo justo (no teníamos ganas de seguir jugando al ratón y al gato) conseguimos que nos vinieran a recoger en taxi, nos llevaran hasta la isla de Agilkia, lugar donde la UNESCO trasladó el templo de Philae, y nos volviera al hotel.
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El trayecto en sí es una visita más, ya que sólo se puede llegar navegando.
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Nosotros lo hicimos a bordo de una pequeña barca de motor que por suerte fue para nosotros dos solos.
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Fue el propio guía quien nos compró la entrada y nos acompaño a negociar el breve pero hermoso trayecto hasta el templo, yendo más allá de sus obligaciones de “taxista”.
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Ya subidos en la barca nos acercábamos lentamente hasta el templo, disfrutando de la conversación de nuestro barquero y del espectáculo que teníamos delante.
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Esto quizá fue lo mejor de nuestra visita, ya que al llegar al templo nos encontramos con los temidos viajes organizados.
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Aunque hay que reconocer que estos viajes también nos han proporcionado grandes momentos, cómo cuando una señora que, cómo no, hablaba español, intentaba que alguien al otro lado de su móvil escuchara las explicaciones que había por megafonía:
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“escucha, escucha… lo oyes… estamos aquí, en un templo… escuchas? escuchas?”
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Y todo esto mientras intentaba levantar su móvil hacia el cielo, al mismo tiempo que ella seguía gritando.
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Y yo me pregunto si ella llegó a escuchar algo o si por lo menos pudo disfrutar de ese momento. Ya que a los demás no nos importaba si, seguramente su hija, lo oía o no, pero nosotros la oíamos gritar a ella perfectamente.
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Estas son las cosas que quitan la magia a lugares como este.
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A pesar de este pequeño “incidente”, la visita al templo estuvo bien aunque las explicaciones (por lo menos en el pase en español) dejaban un poco que desear.
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En cambio la iluminación del templo por la noche le daba un aire misterioso y una visión estupenda del templo.
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El templo de Philae, de 400 metros de largo por 135 de ancho, está dedicado a la diosa Isis.
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Después de la constucción de la vieja presa, el templo original situado en Philae quedó bajo las aguas del Nilo durante casi todo el año. Sólo en Agosto, al bajar sus aguas, el templo podía admirarse. Por ello, el templo fue desmontado piedra a piedra, transportado y vuelto a montar en la isla Agilkia, 150 metros más al norte.
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Posteriormente se modificó el entorno de Agilkia para que se semejara a la isla sagrada de Isis.
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Cada noche existen unos 2 ó 3 pases (según el día) como este en diferentes idiomas. En caso de querer escoger el idioma del pase, prácticamente en cualquier lugar de Aswan se pueden consultar tanto los horarios como el idioma.
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Es muy diferente ver las cosas con gente o sin ellas:
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De vuelta a casa, intentamos darle a nuestro “guía” la baksheesh y ante nuestro asombro no la quiso. (símbolo de que seguramente habíamos pagado de más)
Cosa rara en estos lugares, donde por una propinilla son capaces de hacer cualquier cosa!!!

2 comentarios:

Mercè dijo...

Que guay las visitas nocturnas! seguro que fue alucinante. Seguid disfrutando del viaje, q este no tiene nada q ver con New York.
Muchos besos!!!

Neus Reiné dijo...

Ni que lo digas... esto no tiene nada que ver con New York.

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